- En días recientes se han conjuntado temperaturas extremadamente altas, un gran número de incendios en países de Centroamérica y en los estados del sur, sureste, oriente y centro del país, así como condiciones meteorológicas que favorecen la formación de ozono y que son desfavorables para la dispersión de contaminantes.
- La quema de biomasa, producto de incendios, también contribuye a la contaminación urbana.
- La contaminación del aire en el Valle de México no sólo depende de las emisiones locales, sino que se ve afectada por las masas de aire que transportan humo de incendios y contaminantes de otras regiones.
- Las condiciones mejorarán con las lluvias.
- Este año se prevén mejores condiciones de precipitación que el año previo.
| Boletín ICAyCC
Condiciones Climatológicas y Meteorológicas
Las condiciones climáticas durante este año y el anterior, caracterizadas por precipitaciones menores al promedio climatológico, llevaron a una sequía que afecta la mayor parte del país. Esta condición, junto con las altas temperaturas producto del fenómeno de El Niño y de los efectos del calentamiento global, con temperaturas récord a nivel planetario y nacional, han favorecido el desarrollo de incendios forestales. Durante la primavera ocurre el estiaje o disminución de la precipitación en la mayor parte del territorio nacional; además, las zonas de subsidencia o descenso de parcelas de aire se localizan sobre las latitudes en donde se encuentra nuestro país, formando zonas caracterizadas por masas de aire con muy bajos contenidos de vapor de agua, alta radiación solar, baja nubosidad y altas temperaturas. Como parte de la variabilidad meteorológica se desarrollan recirculaciones en niveles medios y altos, con vientos que giran en el sentido de las manecillas del reloj, haciendo que la subsidencia sea más intensa y, se inhiba aún más la dispersión de los contaminantes, tanto horizontal como verticalmente. Esta condición cambia cuando se desarrolla en la temporada de lluvias.
Incendios forestales
Los años más críticos en cuanto a incendios han sido 1998, 2011 y más recientemente el año 2023, todos fueron posteriores a periodos de sequía.
Según el Concentrado Nacional de Incendios Forestales, del 1 de enero al 9 de mayo de 2024 en México se han registrado 3,788 incendios forestales.
Los Estados con mayor ocurrencia de incendios en lo que va del 2024 han sido el Estado de México con 891 eventos, Ciudad de México con 690 y Jalisco con 557, manteniéndose como los Estados con mayor cantidad de incendios en promedio.
Del 1 de enero al 9 de mayo de 2024 se han visto afectadas 228,920 ha en el país, representando 34,357 hectáreas más que el promedio histórico para este periodo del año.
De acuerdo con la CONAFOR, el estado con mayor afectación en superficie durante 2024 ha sido Jalisco con 40,827 ha, seguido de Chiapas y Guerrero con 28,241 y 24,696 ha respectivamente. Hay que subrayar que existe una contribución de humo hacia el territorio nacional desde Centroamérica, principalmente desde Honduras, y que parte del humo de estos incendios llega a la zona metropolitana de la Ciudad de México, como se muestra en las imágenes de satélite y también se ha observado localmente.
Los siguientes mapas muestran los focos de calor o focos de incendio que se encuentran activos en la República Mexicana para el día 16 de mayo de 2024, así como también la densidad de humo presente en este día.
Altos niveles de concentración de ozono
Los principales precursores de ozono en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) son los óxidos de nitrógeno (NOx y NO2), los compuestos orgánicos volátiles (COV), el metano (CH4) y el monóxido de carbono (CO). Estos precursores tienen distintas capacidades para formar ozono.
Las condiciones meteorológicas (temperatura, alta radiación) favorecen el potencial de formación de ozono en la ZMVM. El ozono a nivel de superficie se forma a partir de las emisiones de sus precursores, emitidos por la volatilización de gasolinas, solventes e incluso fugas de gas LP, y que, bajo la influencia de la luz solar y reacciones fotoquímicas, llevan a la formación del ozono y otros contaminantes.
El ozono se forma a partir de los contaminantes primarios y el viento lo transporta a diferentes sitios. De esta manera, las emisiones de NOx y COV por la mañana conducen a que las concentraciones más altas de ozono durante el día se registren viento abajo unas horas después de ser emitidos.
Cuando las condiciones meteorológicas son favorables para la dispersión y ventilación de las masas de aire a través de las montañas que rodean al Valle de México, los niveles de ozono se mantienen por debajo de la concentración límite recomendada por la actual normatividad nacional.
Por otro lado, aunque no menos importante, está la influencia del aumento de la temperatura ambiente que, además de incrementar la emisión de COV, tanto de origen antropogénico como biogénico, favorece la rapidez con la que se desarrollan las reacciones fotoquímicas productoras de ozono. Estudios recientes para la CDMX muestran un incremento de aproximadamente 6 ppb por grado Celsius. Otro factor que hay que considerar en la generación de ozono es la ocurrencia de incendios forestales, ya que cuando se quema biomasa se producen importantes cantidades de COV que al mezclarse con óxidos de nitrógeno reaccionan para formar ozono.
La quema de biomasa también contribuye a la contaminación urbana y de la región, aumentando la concentración de partículas y gases precursores de ozono. Los incendios agrícolas, forestales y de desperdicios son comunes y sus plumas transportan las más diversas sustancias químicas. También, las propiedades físicas y químicas de las partículas cambian rápidamente al transportarse dentro de la pluma de contaminantes, lo que conduce, entre otras cosas, a una disminución de la visibilidad.
Las condiciones de altas temperaturas, incendios y mala calidad del aire sólo cambiarán cuando inicien las lluvias, lo cual ocurre generalmente durante la segunda quincena de mayo. Este año, las altas temperaturas de la superficie del mar en el Atlántico tropical, sugieren que la temporada de lluvias en sus primeras dos etapas (mayo-junio, julio-agosto) será mejor que la del año pasado, y que la última etapa (septiembre-octubre) se verá favorecida por la transición hacia una condición de La Niña, la cual favorece la formación y desarrollo de ciclones tropicales en el Caribe.
En los próximos días aún tendremos condiciones similares a las actuales, con temperaturas máximas en el Valle de México superiores a los 30° C, algunas lluvias en el sureste del país y la posible formación de un ciclón tropical en el océano Pacífico, al oeste de Oaxaca y Guerrero.