La disminución de la contaminación del aire en América Latina y el Caribe puede reducir el calentamiento global, prevenir miles de muertes y beneficiar a la agricultura

Graciela Binimelis de Raga, Noticias

La mala calidad del aire y el cambio climático ya están repercutiendo en las poblaciones vulnerables y los ecosistemas de la región de América Latina y el Caribe, y ocasionando muertes prematuras, pérdida de cosechas y daños ambientales.

  • La aplicación de medidas dirigidas a reducir las emisiones de carbono negro, metano e hidrofluorocarburos de aquí a 2050 puede reducir el calentamiento en la región en hasta 0.9 °C, disminuir la tasa de mortalidad prematura causada por emisiones de material particulado fino (PM2,5) al menos un 26% al año y evitar la pérdida de entre 3 y 4 millones de toneladas de cuatro cultivos básicos.

 

Ciudad de Panamá, 19 de abril de 2018. Según las conclusiones de la primera evaluación integrada de los contaminantes climáticos de corta vida (CCCV) realizada en la región, las iniciativas de los países de América Latina y el Caribe encaminadas a reducir los contaminantes atmosféricos y climáticos peligrosos podrían reportar beneficios inmediatos y a largo plazo para la salud, la seguridad alimentaria y el clima.

El potencial de calentamiento global de todos los contaminantes climáticos de corta vida —como el carbono negro (hollín), el metano, el ozono troposférico y los hidrofluorocarburos (HFC)— es entre cientos y miles de veces mayor que el del dióxido de carbono. Además, el carbono negro y el ozono también perjudican gravemente la salud humana y de las plantas.

La evaluación, llevada a cabo por más de 90 autores y dirigida por expertos de la región, fue publicada hoy por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (ONU Medio Ambiente) y la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC). Sus conclusiones revelan que la mala calidad del aire y el cambio climático ya están afectando a las poblaciones vulnerables y el medio ambiente de la región, y ocasionando muertes prematuras, disminución del rendimiento de las cosechas y daños a los ecosistemas.

Se estima que en 2010 murieron prematuramente en la región 64,000 personas debido a la exposición a material particulado fino (PM2,5) y al ozono troposférico (a nivel de piso). El ozono también fue responsable de una pérdida de rendimiento de los cultivos de soja, maíz, trigo y arroz estimada en 7.4 millones de toneladas. Se prevé que, si no se toman medidas para mejorar la calidad del aire, de aquí a 2050 la mortalidad prematura anual a causa del PM2,5 y la exposición al ozono casi se duplicará, en tanto que las pérdidas anuales de cultivos podrían ascender a unos 9 millones de toneladas.

«Este informe recomienda medidas concretas encaminadas a reducir los contaminantes climáticos de corta vida. Si los países de la región las ponen en marcha, contribuirán a mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo del umbral de 2 °C establecido en el Acuerdo de París sobre el clima», manifestó Leo Heileman, director de ONU Medio Ambiente para América Latina y el Caribe.

«Los países de la región están trabajando conjuntamente para redoblar los esfuerzos encaminados a la puesta en marcha de planes de mitigación y adaptación. Estas medidas apoyan la Agenda 2030, ya que reducen la vulnerabilidad e impulsan el crecimiento económico y la innovación en esferas como las de la energía limpia y la eficiencia energética», afirmó el Sr. Heileman.

La aplicación de medidas de reducción de las emisiones puede reducir el calentamiento en la región en hasta 0.9 °C de aquí a 2050, disminuir la tasa anual de muertes prematuras asociadas a la contaminación por material particulado fino al menos un 26% y las causadas por el ozono un 40%, y evitar la pérdida de entre 3 y 4 millones de toneladas de los cuatro cultivos básicos —soja, maíz, trigo y arroz— cada año.

La agricultura, el transporte y la refrigeración doméstica y comercial son los sectores que producen las mayores emisiones de metano, carbono negro, materia particulada e hidrofluorocarburos, respectivamente.

Para 2050 podría reducirse el 45% de las emisiones de metano a través de seis intervenciones en cuatro sectores: la producción y distribución de petróleo y gas, la gestión de residuos, la minería del carbón y la agricultura. Entre ellas se incluyen actividades como la recuperación y el uso de los gases venteados en la producción de petróleo y gas, la separación y el tratamiento de los residuos sólidos municipales biodegradables y la recuperación del biogás procedente del estiércol del ganado mediante el empleo de la digestión anaeróbica.

Las emisiones de carbono negro pueden reducirse más del 80% de aquí a 2050 en la mayoría de los países si se hace hincapié en las iniciativas encaminadas a modernizar las cocinas y las estufas, adoptar normas sobre vehículos diésel equivalentes a la Euro 6, incorporar filtros de partículas diésel en los vehículos, eliminar los vehículos con altas emisiones y hacer cumplir la prohibición de la quema a cielo abierto de residuos agrícolas.

El empleo de alternativas a los hidrofluorocarburos inocuas para el clima en la refrigeración y la climatización puede eliminar casi por completo estos potentes gases de efecto invernadero y aportar otros beneficios derivados de las mejoras en la eficiencia energética de los aparatos.

Helena Molin Valdés, Jefa de la Secretaría de la CCAC hospedada por ONU Medio Ambiente, manifestó que el informe constituye una oportunidad para los países y una invitación a que estos fortalezcan las iniciativas nacionales y la cooperación regional a fin de reducir estos contaminantes.

«El informe describe las esferas en las que los países pueden y deben actuar de manera más ambiciosa para reducir el calentamiento global y mejorar la calidad del aire a corto plazo», comentó Molin Valdés. «Numerosos países de la región ya están poniendo en marcha medidas para eliminar las emisiones procedentes de los sectores del transporte y la energía, pero su aplicación no es uniforme en la región. Unas políticas públicas más exigentes y un mayor control de la contaminación pueden incrementar los incentivos económicos maximizando los beneficios para la acción climática, la salud, la agricultura y el desarrollo sostenible. Resulta esencial actuar con rapidez».

En el informe técnico que acompaña a esta evaluación (Progress and Opportunities for Reducing SLCPs in the LAC Region [Progresos y oportunidades en materia de reducción de los CCCV en la región de América Latina y el Caribe]) se presentan ejemplos de iniciativas y medidas que han reducido eficazmente las emisiones de contaminantes climáticos de corta vida en la región. Incluyen medidas técnicas y no técnicas que abarcan una variedad de sectores clave, como el transporte; la minería del carbón, y la producción de petróleo y gas; el tratamiento de residuos sólidos municipales y aguas residuales; la cría de ganado y la quema al aire libre; la calefacción y la cocina residencial; y las pequeñas fuentes industriales.

Notas:

Principales contaminantes climáticos de corta vida en la región de América Latina y el Caribe

 

Metano (CH4): es un potente gas de efecto invernadero que permanece en la atmósfera aproximadamente 12 años. El aumento de las emisiones de metano es la principal causa de calentamiento por gases de efecto invernadero después del dióxido de carbono. No solo tiene una influencia directa en el clima, sino que también se destaca por ser un importante precursor del ozono troposférico (O3).

La región de América Latina y el Caribe es responsable de aproximadamente el 15% de las emisiones mundiales de metano. Prácticamente todas ellas se originan en tres sectores: la agricultura (alrededor del 50%); la producción y distribución de carbón, petróleo y gas (alrededor del 40%); y la gestión de residuos (alrededor del 10%).

Ozono (O3): es un gas que se forma tanto en las capas altas de la atmósfera (la estratosfera) como en las bajas (la troposfera). En la estratosfera, el ozono protege la vida terrestre de las radiaciones ultravioletas (UV) nocivas del sol. No obstante, en los niveles bajos es un contaminante atmosférico perjudicial para la salud humana y de los ecosistemas. También es uno de los principales componentes de la niebla urbana y la tercera causa del calentamiento global tras el metano y el dióxido de carbono. Permanece en la atmósfera desde unas horas hasta varios días. Estudios recientes han relacionado la exposición al ozono, tanto breve como prolongada, con la muerte prematura, los infartos de miocardio, los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades cardiovasculares, y posibles trastornos reproductivos y del desarrollo. Reduce el rendimiento de las cosechas y la calidad y productividad de la vegetación.

El ozono se considera un contaminante secundario, ya que no se emite directamente, sino que se forma cuando gases precursores como el metano, el monóxido de carbono, el óxido de nitrógeno (NOx) y otros compuestos orgánicos volátiles distintos del metano reaccionan en presencia de la luz solar. Es una de las principales razones por las que deben reducirse las emisiones de metano.

Carbono negro: es una partícula con un elevado potencial de calentamiento climático que permanece en la atmósfera durante días o semanas. Se forma por la combustión incompleta de combustibles fósiles y biocombustibles. El carbono negro y las emisiones que lo acompañan contribuyen a la formación de material particulado fino (PM2,5) que contamina la atmósfera. Este se ha vinculado con diversos perjuicios para la salud, entre ellos la muerte prematura en los adultos, las enfermedades cardiovasculares y pulmonares, los derrames cerebrales, los infartos de miocardio, las enfermedades respiratorias crónicas como la bronquitis, el agravamiento del asma y otros síntomas cardiorrespiratorios.

La región de América Latina y el Caribe es responsable de menos del 10% del total mundial de emisiones antropogénicas de carbono negro, excluidas las procedentes de los incendios forestales y en las sabanas. El transporte y la quema residencial de combustibles sólidos de cocina y calefacción son responsables de tres cuartas partes de las emisiones de carbono negro en la región. Más del 60% de las emisiones de carbono negro en la región se originan en el Brasil y México.

Hidrofluorocarburos (HFC): son un grupo de sustancias químicas industriales empleadas principalmente en los sistemas de refrigeración y aire acondicionado, las espumas aislantes y los propulsores de aerosoles, y, en menor medida, como solventes y para la protección contra incendios. Muchos son gases de efecto invernadero muy potentes y un número considerable de ellos permanecen entre 15 y 29 años en la atmósfera. Se prevé que el consumo de HFC se doblará de aquí a 2020, y sus emisiones podrían contribuir sustancialmente al calentamiento global a mediados del siglo.

La mayoría de las emisiones de HFC provienen de dos sectores, el aire acondicionado móvil (alrededor del 20%) y la refrigeración comercial (alrededor del 38%). La tercera fuente de emisiones, con una contribución de aproximadamente el 15%, son los equipos residenciales de aire acondicionado de ventana o con unidades separadas. Estos tres sectores brindan una gran oportunidad para la mitigación del cambio climático.