Quiahua: monitoreo ciudadano de lluvia

Atmósfera sin Fronteras, Lyssette Muñoz-Villers

En este proyecto participaron un total de 12 habitantes de las cuencas de Pixquiac y Los Gavilanes en el centro de Veracruz quienes se convirtieron en científicos ciudadanos luego de recibir entrenamiento en el monitoreo de lluvia. 


| Atmósfera sin fronteras

Si uno camina en la región podrá encontrar una gran variedad de cuerpos de agua, hay arroyos, ríos, lagos, pozos y manantiales, los cuerpos de agua aquí son muy numerosos” cuenta Carlos Lezama, quien estudió Ciencias Atmosféricas en la Universidad Veracruzana y que de junio del 2017 a febrero del 2019 fue el enlace entre los investigadores y ciudadanos que participaron en el proyecto de Ciencia Ciudadana Quiahua, nombre que adoptaron las voluntarias y voluntarios de la red de monitoreo y que en lengua náhuatl significa lluvia.

En este proyecto participaron un total de 12 habitantes de las cuencas de Pixquiac y Los Gavilanes en el centro de Veracruz quienes se convirtieron en científicos ciudadanos luego de recibir entrenamiento en el monitoreo de lluvia. 

Entre los objetivos de Quiahua se encuentra la evaluación de la participación ciudadana, el reconocimiento de las motivaciones para participar en el proyecto y los principales obstáculos para llevarlo cabo. Por otro lado se comparó la precisión de datos de los ciudadanos respecto a la medición con pluviómetros automáticos, por último se utilizaron los datos recabados en modelos hidrológicos para formar un referente en el diseño de programas de pago por servicios ambientales hidrológicos (PSAH).

El PSAH fue impulsado por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) en 2003 con el fin de incentivar a propietarios a no realizar actividades que involucren el cambio de uso de suelo mediante una compensación económica y de esta manera conservar zonas forestales que proveen servicios ambientales. Uno de los requisitos para recibir el pago es que el área mantenga el 80% de la cobertura vegetal.

Las cuencas Pixquiac y Los Gavilanes forman parte de la cuenca alta del río Antigua en el centro de Veracruz, México y son las principales fuentes de agua de la ciudad de Xalapa (38% del suministro de agua) y Coatepec (90% del suministro de agua). Ambas ciudades han disminuido fuertemente su cobertura forestal. De acuerdo a datos de Global Forest Watch, de 2001 a 2021, el municipio de Coatepec perdió cerca de 15,300 hectáreas de cobertura arbórea, equivalente a una disminución del 9.9% de la cobertura arbórea total desde 2000. En el municipio de Xalapa de 2001 a 2021, se perdieron 376 hectáreas de cobertura arbórea, lo que equivale a una disminución del 5 % de la cobertura arbórea total desde el año 2000.

Desde los ojos de los ciudadanos

Carlos relata que mientras realizaba la recolección de datos tomados por los voluntarios podía ver como poco a poco zonas con bosque fueron desapareciendo: “Yo siempre hacía mi campo a pie, caminando y me tocaba ver de cerca el proceso de modificación ambiental, me fui dando cuenta de cómo las condiciones fueron variando en torno a lo extensión de cultivos de pastizales para la ganadería, que fueron ganándole terreno a grandes extensiones de bosque de niebla”. Carlos además comenta que algunos de los monitores de Quiahua “comenzaron a sufrir invasiones de terreno por personas ajenas”.

Sin embargo, contar con un antecedente de respaldo académico dio más herramientas a los pobladores para defender y conservar sus ecosistemas. “Presentar los estudios que se hicieron y el dictamen técnico ayudó a frenar momentáneamente todo ese proceso, eso para mí fue bien gratificante, porque ese esfuerzo ayudó a frenar el exterminio. Los datos del proyecto Quiahua sirvieron para integrarlos y poderle dar sustento a la importancia de esa zona, esa es la experiencia que a mí me maravillo”, comentó el científico de campo al respecto.

Este fue uno de los impactos dentro de la comunidad y que no eran contemplados en los objetivos de este programa de Ciencia Ciudadana, que podría definirse como iniciativas que integran a los ciudadanos y expertos en la generación de conocimiento, no obstante, existen matices dentro de esta definición.

Podría verse a la Ciencia Ciudadana con una perspectiva donde los ciudadanos se involucran en la parte metodológica de un proyecto realizando monitoreo participativo para la obtención de datos, también como un camino a la democratización de la ciencia o un mecanismo para que los tomadores de decisiones reconozcan evidencias recabadas por la sociedad.

En las percepciones de Eduardo Aranda, Biólogo de la Universidad Veracruzana, habitante de la zona media de la cuenca del Pixquiac y voluntario de Quiahua opina que “los ciudadanos prácticamente fuimos el instrumento con el cual se obtuvo la información”, señala además que “tiene que haber una responsabilidad y un beneficio mutuo, ayudarnos a evolucionar en eso que le dicen ciencia ciudadana para que sea ciencia donde nosotros los ciudadanos podamos empezar a recopilar información, procesarla de manera conjunta y entenderla”.

Al respecto Lyssette Muñoz, Doctora en Ciencias Biológicas, adscrita al Grupo de Hidrología y Meteorología del Instituto de Ciencias Atmosféricas y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, explicó en entrevista que uno de los siguientes pasos del proyecto es trabajar en una plataforma digital “para poder bajar la información y vaciar todo lo que tenemos de Quiahua y que la gente pueda tener acceso a esos datos, no solo el grupo de participantes e  investigadores”. 

Complementando posibles áreas de oportunidad para contribuir a la experiencia de los ciudadanos Carlos opina que se podría “en algún momento que se pudiera ocupar lo más que pudieran los datos, impartir talleres de divulgación, que los monitores se apropiaran de los datos y los ocuparán para los fines que ellos consideren adecuados”.

Cuenca alta del río Antigua en el centro de Veracruz, México.

Lo que la academia tiene que decir

Los resultados de este estudio se publicaron en 2020 en la revista Citizen Science, en sus resultados señalan que, si se consideran únicamente las áreas de PSAH existentes, se perderían áreas críticas que contribuyen a la recarga y mantenimiento de flujos de agua en los ríos durante la estación de secas. “Por lo tanto, nos dimos cuenta de que hay áreas en estas cuencas que deben ser consideradas dentro de los programas de pago de servicios ambientales hidrológicos para ser conservadas”, señala la Dra. Muñoz responsable del proyecto.

Respecto a la entrada de lluvia, la Doctora Muñoz menciona que “las cantidades de precipitación tanto en la temporada de lluvias como en la de secas estaba subestimada usando solo los datos de la Comisión Nacional del Agua, realmente precipita más lluvia en esas cuencas, que lo que decía la información pública oficial”.

En cuanto a los ciudadanos y su toma de datos, se reconoció a través de cuestionarios realizados antes y después del periodo de monitoreo, que su principal motivación fue el aprendizaje y conservación de sus ecosistemas.

Hasta donde sabemos, esta es la primera red de ciencia ciudadana para recolectar datos de lluvia en México que ha producido resultados relevantes para el diseño de políticas de conservación” concluyó la investigadora.

Un proyecto con la participación de tantas partes como Quiahua puede generar distintas visiones, Carlos el puente entre ambas partes, ciudadanos e investigadores rescata y reivindica el papel de los ciudadanos monitores de Quiahua. “Son un ejemplo para las generaciones futuras, nos muestran con ejemplos las alternativas que existen, no nadamas en la teoría, si no ellos con su ejemplo creo que movilizan más conciencias que si escribieran muchísimas tesis”.

Créditos

Dirección: Ivonne San Miguel; Texto: Silvia Sánchez; Producción de video: David Cueto; Producción de Podcast: Sebastián Hernández; Investigación: Silvia Sánchez, Ivonne San Miguel e Ivan Ortiz; Revisión científica: Dra. Lyssette Muñoz.