Irene Romero Nájera | El faro CIC
El trajín de todos los días, llenos de tránsito, que hace imposible llegar a tiempo al trabajo, a una reunión de amigos, a una cena romántica… son casos de la vida que se vuelven más cotidianos. No es para menos, con tantos humanos que somos en una misma ciudad, el flujo vehicular se vuelve caótico. Antes había horas pico, pero parece que en la actualidad a cualquier hora, de cualquier día de la semana, podemos ir a vuelta de rueda y distancias de 20 minutos las hacemos en una hora o ¡mucho más!
Entonces, decidimos caminar, así sirve que hacemos ejercicio y llegamos más rápido. Sin embargo, no somos conscientes del riesgo al que nos enfrentamos, y no hablo de los riesgos potenciales, como en aquellas películas de terror donde a un peatón cualquiera lo pueden salpicar con agua y lodo sobre su traje blanco o, peor aún, que nos puedan atropellar, que una llanta ponchada salga volando y nos golpee la cabeza, que una bicicleta venga en sentido contrario y nos use como “reductor de velocidad”, en fin, una gran cantidad de situaciones inverosímiles podrían suceder.
Pues resulta que, además, mientras vamos caminando estamos expuestos a las emisiones vehiculares…
En el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, este tema es muy relevante y uno de los investigadores que trabaja con él es el Dr. Arón Jazcilevich Diamant. El Dr. Jazcilevich labora dentro del Departamento de Ciencias Ambientales, en el grupo de Fisicoquímica de la Atmósfera; sus líneas de investigación son los modelos de calidad del aire y de exposición a la contaminación, así como los efectos en la atmósfera por emisiones vehiculares (Fig. 1).
Hay dos publicaciones recientes que nos explican a través de modelos computacionales e instrumentos de medición, diferentes escenarios de exposición a emisiones vehiculares mientras vamos caminando o andando en bicicleta por la calle.
Exposición a emisiones vehiculares
En el estudio de Zavala-Reyes et al. (2019), se reportó que la exposición a la contaminación ambiental es una de las causas principales de la mortandad humana. El ingreso de partículas diminutas que están en el aire y que respiramos están asociadas a enfermedades cardiovasculares, respiratorias (inflamación pulmonar, bronquitis, asma) e incluso al cáncer. Los combustibles que utilizan los coches liberan contaminantes atmosféricos, entre los que están, por ejemplo, las partículas de 2.5 μm de diámetro y el dióxido de nitrógeno.
A través de una simulación computacional, se obtuvo que es más peligroso ir caminando que ir corriendo o trotando, ya que el peatón permanece más tiempo expuesto a los contaminantes. Por otro lado, en la simulación se pusieron escenarios con topes y sin topes; resulta que frenar para pasar el tope y luego volver a acelerar, aumenta las emisiones y la concentración de los contaminantes, por lo que si ven un tope en una avenida por la que van caminando, ¡huyan de allí! El viento también es un aliado de la salud, ya que mientras más viento haya, los contaminantes saldrán más rápido de la zona de peligro y se irán diluyendo conforme van siendo transportados. Otras variables que son importantes en el modelo y que influyen en que los contaminantes permanezcan más tiempo en una zona o que estos sean transportados por el viento, son la amplitud de las calles y aceras por donde transitan vehículos, ciclistas y peatones, así como la altura de los edificios que rodean a esas vialidades (Fig. 2).
Vulnerabilidad a la exposición de contaminantes
Por otro lado, en el estudio de Jazcilevich et al. (2019) también se ha investigado qué sector de la población es el más vulnerable a la exposición de contaminantes atmosféricos liberados por los vehículos a través de distintos instrumentos de medición. Se sabe que los niños tienen ocho veces más probabilidades de desarrollar leucemia y son seis veces más susceptibles a presentar otros tipos de cáncer, si viven dentro de los 300 metros de proximidad a una avenida, carretera o calle transitada por automóviles. En otros estudios, se encontró que hay una asociación entre la cercanía a una zona con mucho tránsito vehicular y la incidencia en demencia y otras patologías asociadas con el cerebro. Los componentes de los combustibles que se utilizan en los vehículos (diésel y gasolina, principalmente) hacen que tras la combustión, sean liberadas partículas y otros componentes como monóxido de carbono, carbón negro y dióxido de nitrógeno al ambiente, que son potencialmente tóxicos y dañinos para los seres vivos que los respiran (Fig. 3).
¿Por qué los niños son más vulnerables? Resulta que estos contaminantes se acumulan principalmente en dos niveles: el más alto entre los 200-225 centímetros y el más bajo entre los 130-160 centímetros. La estatura de los niños entre los 7 y 15 años los coloca en una de las zonas de acumulación de contaminantes, por lo que tienen un mayor riesgo que los adultos de respirar estas partículas tóxicas, lo cual puede tener un efecto negativo directo en su salud.
Comentarios finales
Tras aprender que salir a caminar puede ser contraproducente para nuestra salud, ¿qué nos queda? Por un lado, hacer ejercicio al aire libre nos trae beneficios directos a nivel corporal y mental, pero por el otro resulta perjudicial. No se trata de encerrarnos y no volver a salir de nuestras casas, porque aunque no estaríamos expuestos directamente a los contaminantes en zonas de acumulación, sí tendríamos otro tipo de trastornos mentales y psicológicos que trae consigo el aislamiento. Muestra de ello fue lo que experimentamos recientemente con la pandemia. Sin embargo, se trata de ser conscientes que en la actualidad y con los combustibles disponibles para los vehículos (sobre todo, el diésel, que es el que emite más partículas contaminantes), no podemos darnos el lujo de salir a caminar o hacer ejercicio en las horas más transitadas. Hay que tomar medidas como el no quedarnos parados en lugares con topes; si somos padres, sabemos también que los más vulnerables serán los niños, por lo que será conveniente tomar precauciones.
Si nos gustan las actividades al aire libre, podemos buscar un bosque o un parque cercano que nos permita satisfacer nuestras necesidades de esparcimiento, como la convivencia, el contacto con la naturaleza o el hacer ejercicio, que en conjunto, forma parte de una adecuada salud integral.
Vía: El faro CIC REGRESAR