Densificación, otra causa de fuertes episodios de ozono

Oscar Peralta Rosales

Fernando Guzmán Aguilar | Gaceta UNAM


La híper-densificación de la Ciudad de México es una causa más del aumento del ozono en su contaminada atmósfera.

En plena pandemia de Covid-19, en abril de 2020, se declaró en el Valle de México una contingencia ambiental por un inexplicable “fuerte episodio de ozono”.

Inexplicable porque “nos mandaron a casa, no usamos coche y teníamos contingencia”, dice el doctor Óscar Augusto Peralta Rosales, especialista en aerosoles atmosféricos de la UNAM.

El tráfico vehicular, una de las fuentes emisoras de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles que propicia la formación de ozono, no era el habitual por la pandemia.

Sin embargo, ese miércoles 14 de abril, pese a que había menos coches circulando, se registraron 154 puntos en el índice de calidad del aire de la ZMCM. Por lo que se declaró dicha contingencia.

Creciente densificación

Además de los vehículos y la industria, los incendios y la resuspensión de material del suelo en la ciudad, lo que aumenta el ozono —postula Peralta Rosales —es la creciente densificación de la CDMX.

La densificación es la concentración de mucha más gente en un lugar donde originalmente había mucho menos, dice el investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

En el Valle de México se derrumban casas para construir edificios de más de 20 pisos, similares al de Be Grand que se iba a edificar frente a Ciudad Universitaria.

Así, donde antes vivían 30 personas en casas que abarcaban una cuadra; ahora habitan unas 400 o 500 personas, en un edificio de más de 20 pisos, con dos torres, y unos 100 departamentos.

“Habitan en un edificio 10 veces más personas de las que originalmente vivían ahí”. Antes había 30 o 40 estufas y calentadores por cuadra, ahora son más de 100. Hay más emisiones por fugas y uso de gas. Además, emplean constantemente limpiadores que contienen compuestos orgánicos que se evaporan y van al aire. Así como más consumo de electricidad y de agua”.

Todo eso son “pequeñas grandes fugas”, porque son “de poquito en poquito”, pero un barrio con edificaciones muy altas y densificadas emite continuamente compuestos orgánicos a la atmósfera.

Por eso las emisiones por área o metro cuadrado han aumentado en la CDMX; en el centro y el sur; en diversas colonias: Condesa, Roma, Escadón, Narvarte, Doctores… E incluso a un lado del Periférico.

Con más emisiones contaminantes de compuestos orgánicos en menos área es más probable que se forme el ozono con relativa facilidad. Además, estás grandes edificaciones ralentizan la velocidad promedio de los vehículos.

Grandes edificios con salida a la lateral del Periférico, “con 100 coches a las 7:30 am para ir al trabajo, saturan de golpe la vialidad”.

La CDMX no es como en otras ciudades. Allá sus gigantescos edificios no tienen tantos cajones en estacionamiento porque están ubicados cerca de metros o trenes.

Desde 1990 la población de la CDMX se ha incrementado de 15 a 23 millones en 2015 y la densidad de población ha sufrido un salto de 2,500 habitantes por kilómetro cuadrado en 2010 a 2,700 en el año 2015. Este proceso de hiper-densificación requiere energía y servicios y a cambio ofrece más emisiones de contaminantes por área.

La cubeta casi llena

La CDMX ha crecido tanto y se ha “hiper-densificado” a tal grado que el daño al medio ambiente será difícil de revertir.

Peralta Rosales hace una analogía de la ciudad con una cubeta de agua, que en gran parte las emisiones de coches han llenado.

Antes, los incendios forestales no nos afectaban tanto porque la cubeta no estaba llena. Ahora, con el encierro por la pandemia del Covid-19, “creemos que bajan los índices de contaminación”, pero hay que cocinar más en casa, con gas y con leña y eso incrementa las emisiones de otros contaminantes.

El problema es que como la cubeta ya está casi llena, cualquier cambio (al retomar cierta normalidad, el tráfico “disparó la emisión de óxidos de nitrógeno) lleva otra vez a fuertes episodios de contaminación (el 11 de noviembre se declaró una continencia por aumento del ozono; la estación del CCA registró un valor máximo de 159 puntos).

“Si no tenemos grandes concentraciones de ozono derivado de las emisiones de coches e industria, tenemos otras fuentes que provoca episodios de ozono fuertes”.

En esas otras fuentes se encuentran los edificios altos y muy densificados y ahora más por el encierro de la pandemia del Covid-19, así como incendios forestales (en 2019 en el Estado de México, Puebla y Morelos) y la resuspensión de suelos en la ciudad, porque no hay zonas arboledas.

“Hemos talado todo lo que hemos podido. Y no se ve fácil encontrar una solución”.

Finalmente, como no podemos evitar la híper-densificación de la CDMX, el doctor Peralta Rosales propone un reordenamiento territorial para crear verdaderos parques.

Más árboles y mas áreas verdes ayudarían a reducir las emisiones por la híper-densificación; también construir menos plazas comerciales, que además llevan nombres “extraños”: “Oasis, Parque o Jardín, que son todo menos jardines, parques u oasis”.

Fuente: Gaceta UNAM