Académico del CCA representa a la UNAM en la entrega del Premio a la Innovación en el área de Ambiente

Arón Jazcilevich Diamant, Omar Amador Muñoz

Foto: A la izquierda Omar Amador Munoz, a la derecha Arón Jazcilevich Diamant.

 

Académico del CCA representa a la UNAM en la entrega del Premio a la Innovación en el área de Ambiente 2017

 

Reyna Alejandra Fonseca Velázquez

El pasado lunes 4 de septiembre, Omar Amador Muñoz, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM tuvo el honor de recibir, en representación de la UNAM, el Premio a la Innovación en el área de Ambiente, que se otorga a las instituciones de educación superior y centros de investigación que destaquen en el campo de la innovación o bien en la calidad de sus publicaciones científicas.

Ricardo Duarte Jaque, rector de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Julia Tagüeña Parga y Víctor Calderón Rodríguez, directores adjuntos de Desarrollo Científico y Planeación y Evaluación de CONACYT, respectivamente, presidieron la mesa en la ceremonia de premiación. Ésta tuvo lugar en Ciudad Juárez, dentro del marco de la Sexta Edición del Seminario entre pares que organizan: el Consorcio Nacional de Recursos de Información Científica y Tecnológica (CONRICYT) y la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

“El premio consistió en reconocer a la UNAM como la Institución que más patentes obtuvo en el quinquenio anterior, 2011 – 2016”, explicó Amador. Además, señaló que en este periodo, su equipo de trabajo, el Grupo de Especiación Química de Aerosoles Orgánicos Atmosféricos y Desarrollo de Tecnologías Verdes, “contribuyó con un mayor número de patentes”.

En el 2014 patentaron dos tecnologías y un proceso. Por ello, Amador fue invitado por el coordinador de innovación y desarrollo de la UNAM, Juan Manuel Romero Ortega, para representar a la máxima casa de estudios en la ceremonia de premiación.

Sus tecnologías, patentadas por el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), permiten la extracción de compuestos orgánicos presentes en matrices solidas como suelo, sedimento, fármacos o tejido biológico. Específicamente, Amador las utiliza para extraer compuestos orgánicos con propiedades adversas a la salud que se encuentran en el aerosol atmosférico.

Las patentes pudieron lograrse por el trabajo en colaboración de Amador y Aarón Jazcilevich, también investigador del CCA. Jazcilevich obtuvo un apoyo otorgado por el Instituto de Ciencia y Tecnología (ICyT), que ahora lleva el nombre de SECITI, para realizar un proyecto cuyo objetivo principal era obtener las partículas cancerígenas de la emisión primaria de la combustión de diésel mezclado con biodiesel.

Entonces Amador y Jazcilevich colaboraron en el desarrollo del proyecto, dándose cuenta de que, para lograr su objetivo necesitaban desarrollar tecnología que les permitiera la obtención del cancerígeno de las partículas, pues la tecnología existente hasta ese momento no era del todo eficiente.

Lo novedoso de su tecnología, comparándola con los métodos tradicionales de extracción sugeridos por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en EUA, es el procedimiento en línea: extracción-filtración-reducción. No hay traspaso del extracto entre recipientes, lo que incrementa la eficiencia y reproducibilidad en la extracción. Estas tecnologías verdes y el proceso reducen hasta 30 veces el consumo de disolventes orgánicos, minimizan la generación de residuos y acortan poco más de 100 veces el tiempo de extracción.

Debido a sus ventajas en el ámbito económico, ambiental y de producción, diferentes universidades se han interesado en sus patentes, por lo que se ha capacitado personal para aprender a usar la tecnología, para luego hacer transferencia tecnológica sin fines lucrativos, sino con el fin de establecer colaboraciones.

“Me gustaría que la tecnología fuera probada en una serie de áreas con diferentes compuestos, para ver sus ventajas y desventajas”, lo que permitiría hacer los ajustes pertinentes para mejorar su funcionamiento.

Actualmente, Amador y su equipo trabajan en la automatización de su tecnología. Su objetivo es que con esto, se obtenga una nueva patente para comercializarla en el sector privado e industrial interesado en explotarla con un beneficio económico. Para ello, la UNAM deberá definir los términos para la transferencia de la tecnología y que la Universidad obtenga un beneficio.